¿Son el comunismo y capitalismo antagónicos?
Por D.Lauric
La historia
mundial no conoce muchos ejemplos de un antagonismo tan puro como el del
comunismo y el capitalismo, un antagonismo que ha marcado el siglo XX y
generado muchas ideas falsas entre la mayoría de la sociedad.
Propiedad de los medios de producción
La principal
diferencia entre el capitalismo y el comunismo tiene que ver con la propiedad
de los medios de producción o los recursos en general.
El comunismo
rechaza a la propiedad privada/individual de la tierra o de los recursos
vitales. En cambio, todos los medios de producción, como la tierra, deben ser
propiedad del Estado, pero en el sentido de toda la comunidad de personas.
Todas las tierras y los recursos que faciliten la producción de bienes y
servicios son propiedad de todos y cada uno, todo es compartido, y todas las
decisiones sobre la producción son tomadas por toda la comunidad por vía
democrática. Además, hay un salario igual para todos, y todas las decisiones se
deben tomar de acuerdo a lo que sea bueno para todos.
Por otra
parte, el capitalismo se basa en la propiedad privada de la tierra y los medios
de producción. Cada persona tiene que ganarse lo suyo, y una parte importante
de los beneficios obtenidos por un negocio va al bolsillo de la persona que
posee los medios de producción, mientras que los trabajadores que se encargan
de dirigir el negocio tienen una pequeña participación. Cada persona recibe su
salario conforme a su mérito y, naturalmente, las personas que posean los
medios de producción tendrán la última palabra a la hora de adoptar las
decisiones.
Mientras el
comunismo puede acabar con la idea de la iniciativa individual, que ha dado
lugar a la mayoría de las innovaciones tecnológicas que tenemos hoy en día, el
capitalismo contiene la semilla de la explotación, donde demasiada riqueza, y
por lo tanto el poder, se concentra en las manos de unas pocas personas.
Libertad individual
El
antagonismo entre el comunismo y el capitalismo se refleja también en sus
puntos de vista dispares sobre la libertad individual. El comunismo pide
anteponer la sociedad al individuo, mientras que el capitalismo pone la
libertad individual por delante de la sociedad.
Por lo tanto, la polaridad entre las dos ideologías se podría describir
como "el individualismo contra el bienestar social". El capitalismo
le da más importancia a las aspiraciones individuales y apela a la naturaleza
egoísta inherente de los seres humanos, que a menudo es el resultado del
instinto de auto conservación.
El comunismo
puede afectar a esta iniciativa individual, así como a la creatividad y el
pensamiento original, haciendo que una persona haga lo que le digan. El
capitalismo, a su vez, alimenta deseos egoístas, lo cual amenaza con la
aparición de autócratas capitalistas que puedan obtener el control de la vida y
la muerte de miles de personas.
Sociedad
El comunismo
defiende una sociedad igualitaria, sin diferencias de clases, razas, religiones
o incluso nacionalidades, y donde todos los hombres y las mujeres estén en las
mismas condiciones. De esta manera, no hay nada por lo que las personas puedan
disputar. Esto es bueno como una idea, pero tratar de ponerla en práctica es
difícil, es injusto pedir a las personas que renuncien a todas las cosas que
las hacen diferentes.
El
capitalismo promueve la distinción entre clases, creando una brecha entre ricos
y los pobres, ya que en el capitalismo puro los ricos se hacen más ricos y los
pobres, más pobres; la clase rica controla los medios de producción y ejerce el
poder, imponiendo a la sociedad su propia distinción de clases y sus caprichos.
Anatomía del poder
Comunismo
apela al ideal más elevado del altruismo, mientras que el capitalismo promueve
el egocentrismo.
En el
capitalismo, la riqueza y el poder se concentran en las manos de las personas
que poseen los medios de producción. Es decir, se crea una élite que controla
el dinero, los recursos y el poder.
El comunismo,
en teoría, se basa en la naturaleza santa, altruista y desinteresada de toda la
humanidad, y, por lo tanto, en la distribución igual del poder. Todas las
decisiones se toman por medios democráticos y no debe haber leyes injustas que
favorezcan solo a algunos.
Sin embargo,
hay que tener en cuenta que la gente es inherentemente egoísta y el poder puede
corromper la mente de una persona, fallando a la ideología y creando una
sociedad injusta, reza el artículo.
En última
instancia, lo que necesitamos es un enfoque equilibrado, una combinación de
buenos puntos de las dos ideologías. Una economía mixta donde el Estado tenga
el control de los recursos vitales de una nación, garantice el bienestar para
los más necesitados, a la vez que promueva el espíritu empresarial libre.
El debate
entre los dos sistemas ha dado lugar a numerosos mitos que hoy en día, muchas
personas siguen creyendo. Estas son las siete ideas falsas más comunes sobre el
comunismo y el capitalismo.
La lista fue
elaborada por el bloguero Jesse Myerson, quien afirma en su artículo publicado
en el portal Salon.com que la mayor parte de lo que los estadounidenses piensan
sobre el capitalismo y el comunismo es una "una tontería redomada".
"Esto no
es sorprendente, dada la historia de los Temores rojos de nuestro país,
diseñados para crear la impresión de que el anti-capitalismo es equivalente a
traición", escribe Myerson.
1. Las economías comunistas se basan
en la violencia de Estado
Es comúnmente
aceptado que la regulación estatal de la economía en la URSS o en China
constituye un instrumento represivo que solo es utilizado por un Estado que
intenta penetrar en todas las áreas de la sociedad para dominarla. No obstante,
el poder estatal es una condición indispensable para la protección de la
propiedad, piedra angular del capitalismo. La única diferencia entre estos dos
sistemas antagónicos consiste en que los comunistas insisten en que la
propiedad, es decir, los medios de producción (como fábricas) o las acciones y
bonos, debe ser distribuida universalmente entre toda la sociedad.
2. Las economías capitalistas se basan
en el libre intercambio
La bucólica
imagen de un mercado abundante, donde cada persona libremente puede satisfacer sus
necesidades también es un mito bastante común. La realidad es que la naturaleza
del mercado y su origen están marcados por las expropiaciones, como la
privación a los campesinos de su acceso a las tierras, y la falta de
libertades. La situación no ha cambiado mucho hoy en día en que la gran mayoría
de la población se ve privada del acceso a los recursos necesarios pese a su
aparente abundancia. Además, cabe recordar que para su desarrollo el
capitalismo estadounidense requirió exterminar a pueblos indígenas y esclavizar
a los africanos.
3. Los Gobiernos capitalistas no
atentan contra los derechos humanos
Sería poco
creíble que un sistema que aplaude al rápido enriquecimiento en medio de una
competencia despiadada no produjera graves actos de violencia y privaciones,
pero curiosamente sus defensores mantienen que estos 'excesos' son una
manifestación de la justicia y la libertad. Los que no estén convencidos de la
tesis anterior podrían recordar que uno de los derechos fundamentales, el
derecho a la vida, se viola diariamente cuando miles de personas mueren de
desnutrición debido a que el libre mercado es incapaz de resolver este problema
global.
4. Los regímenes comunistas son
responsables de millones de muertes
Quienes se
animan enumerando los crímenes (tanto supuestos como reales) cometidos por
regímenes comunistas prefieren no recordar que el triste balance de víctimas
nunca estará a favor del capitalismo. Los defensores del capitalismo, en este
caso, tendrán que buscar alguna excusa convincente tanto para el comercio de
esclavos y el exterminio indígena como para las masacres realizadas por EE.UU.
y sus aliados en sus intentos de derrocar gobiernos procomunistas. A esta
cuenta hay que añadir el número de muertes a causa de las transiciones de países
del bloque socialista al capitalismo. Los anticomunistas más virulentos tienen
una manera muy astuta para desmentir estos casos de exterminio: simplemente
niegan que hayan sucedido.
5. El comunismo promueve la
uniformidad
Mientras que
el inconsciente colectivo prevalece la imagen de una sociedad homogénea e
altamente ideologizada que no deja espacio a la creación, este mito ya se ha
hecho realidad en la mayoría de las sociedades capitalistas, donde crece la
tendencia al consumismo descontrolado incitado por necesidades ficticias. Al
contrario, la ideología marxista postulaba que uno de los objetivos del
comunismo consiste en la liberación del tiempo para el desarrollo personal. De
esa manera, el comunismo se basa en todo lo contrario a la uniformidad.
6. El capitalismo promueve el
individualismo
En una
sociedad de masas, donde millones y millones de personas están produciendo y
consumiendo las mismas cosas a gran escala, el individualismo parece casi un
milagro o al menos una excepción de la regla. A veces basta con echar un
vistazo a los barrios residenciales de las grandes ciudades con sus casas o
supermercados uniformados para concluir que es el producto de una sociedad
completamente opuesta a lo individual.
Pasados casi
150 años, el sistema capitalista está vivo y el debate sobre su futuro continúa
con mayor o menor intensidad. La crisis que durante los últimos años sufren
varios países desarrollados hace que cada vez más los expertos hable de grandes
cambios que pronto tendrán lugar en el actual sistema social y económico a
nivel mundial.
Tras la
desintegración de la Unión Soviética, gran parte de la población creyó que el
capitalismo había triunfado por completo. Sin embargo, en los últimos años el
sistema económico afronta numerosas conmociones económicas y sociales. En
Occidente se reduce la clase media, aumenta de forma alarmante el paro y el
'estado del bienestar', considerado como el mayor logro del capitalismo de
postguerra, cada vez más es una realidad del pasado. Por otra parte, en Oriente
la explotación de trabajadores adquirió los niveles del cruel siglo XIX.
'¿Tiene
futuro el capitalismo?', obra conjunta de varios economistas y sociólogos
reconocidos a nivel internacional, los expertos coinciden en que el mundo está
a punto de entrar en una crisis estructural del sistema capitalista. De este
modo, el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein escribe que el
crecimiento del capitalismo alcanzó su tope en los años 70, mientras que todas
las décadas siguientes el sistema solo superó las numerosas crisis, sin
resolver ningún problema.