CAPITALISMO: EL PODER DE LOS BUITRES SOBRE LOS LEONES
D. Lauric
En los últimos tiempos estamos asistiendo, como
espectadores pasivos y manipulados, a una auténtica avalancha de tramas de
corrupción que se ciernen sobre los políticos, sus partidos; sobre los
sindicalistas, sus sindicatos; los empresarios, sus organizaciones
representativas y sus empresas; los financieros, sus bancos y cajas; los
funcionarios, sus administraciones; los jueces, sus órganos de poder; los
militares, sus estructuras administrativas; los curas, su moral perversa y sus
intereses económicos; los deportistas, sus intereses en ocultar ganancias; los
clubes de fútbol, impagos de impuestos, Seguridad Social y contrataciones
fraudulentas; las grandes multinacionales, con sus paraísos fiscales y sus
pactos para defraudar al fisco; los Estados, facilitando la defraudación
empresarial y sometiendo a los más débiles a situaciones de miseria; los
nacionalistas, preconizando patrias y olvidando a las personas; las religiones,
matando en nombre del más allá a los del más acá; los periodistas, dando
lecciones de ética y diciendo medias verdades que suelen ser la peor de las
mentiras; las universidades, que valiéndose de su poder formativo preparan el
futuro para que todo encaje en el sistema; la enseñanza, que solo enseña
aquello que es políticamente correcto y no educa para tener conciencia crítica;
la globalización económica, que aboga por el libre comercio y la libertad
económica pero que no duda en aceptar dar subvenciones a las empresas que no
ganan lo que tenían previsto; la hacienda pública, que baja los impuestos
directos a las empresas y sube los impuestos indirectos para que los
trabajadores sean el soporte del
sistema.
Se sacan las tramas de corrupción a cuentagotas,
una al día, una cada dos días, una a la semana, dos cada mes, cien al año… y
mientras, el sistema económico mundial sigue tejiendo sus redes para que la
mayoría de la población mundial, los desheredados, los trabajadores, acaben siendo esclavos, mano de obra barata, para que
las grandes corporaciones mundiales tanto financieras o industriales, como
comerciales saquen suculentos beneficios.
Se han ido quitando la posesión de la tierra, de
los medios de producción, de los medios de transmisión de conocimientos y de
noticias, la experiencia humana para convertirnos en simples engranajes de un
sistema económico que está esperando su quiebra total. Quiebra total provocada
por su propia voracidad, por su propia avaricia, por su propia deshumanización
que está a punto de provocar la destrucción irremediable del planeta que nos
alberga a todos, ¿nadie ha oído hablar del cambio climático? ¿Nadie ha oído
hablar de la contaminación de las grandes ciudades?
Lo malo y lo bueno de este sistema es que ha sido
creado y elegido por los hombres, ¿cómo?
Malo porque somos nosotros o nuestros semejantes
quien están haciendo lo posible y quienes estamos acabando con la vida; bueno
porque si es cosa nuestra podemos acabar con el sistema capitalista y evitar la
destrucción a la que estamos abocados.
Para poder entender qué es el capitalismo y cómo
funciona el sistema y cómo se comportan los empresarios actuales y los
accionistas lo explicaremos en forma de historieta:
Érase una vez, un lugar muy lejano pero muy próximo
a todos. La vida transcurría como de normal, los árboles seguían ofreciendo sus
frutos a animales y personas, los pájaros comían y cantaban, el resto de
herbívoros iban recolectando y comiendo de lo que les daban los árboles y las
plantas, pero había una serie de especies que no se conformaban con eso, que
querían algo más, querían carne y se dedicaban a cazar y comerse a los pobres
herbívoros, eran los leones.
Las leonas eran unos animales muy fuertes y
dispuestos a trabajar para conseguir comer, por ello se empleaban en cazar,
comer y dormir; había otros animales que siendo más vagos que las leonas, se
dedicaban a comer los restos que les habían sobrado a los cazadores, eran los
buitres que son carroñeros. En zoología, un carroñero o necrófago es un animal
que consume cadáveres de animales sin haber participado en su caza. En
definitiva son aquellos que llegan a apropiarse del trabajo de los primeros,
sin participar en el proceso, en el trabajo.
Del cuento pasamos a la vida de los hombres, a
nuestra realidad o a nuestro cuento permitido. Los trabajadores somos como las
leonas que cazan para poder comer, comen lo que necesitan y los empresarios son
como los buitres, los carroñeros que se aprovechan del trabajo que hacemos.
Pero hay una cosa que es diferente y que va en
contra de los trabajadores y no en contra de las leonas. Las leonas se suelen
comer las mejores partes de lo que cazan, del esfuerzo de su trabajo. Los
trabajadores, como vivimos en una sociedad donde hemos cambiado la pieza cazada
por dinero, con el engaño que así podemos tener otras cosas que no sean la
pieza cazada (lo que producimos), no nos comemos la mejor parte, ya que el
dinero lo gestionan los buitres que son los que recogen los desperdicios que no
nos comemos (lo que producimos) y lo cambian, como por arte de magia, en
dinero; se quedan con todo lo que pueden, como los buitres (los carroñeros) que
acaban con la pieza cazada y nos dan a nosotros las sobras, normalmente no es suficiente
para poder comer las mejores partes del animal cazado, como sí hacen las
leonas.
La verdad es que la naturaleza es bastante lógica,
tiene bastante sentido común, aunque los que intervienen, leones, son animales
salvajes que no razonan, que no piensan, que no les importan sus semejantes y
menos los de las otras especies. Consumen lo mejor de la producción de su
trabajo y dejan para los vagos, los buitres, lo que les sobra.
Entre los animales "racionales", los que
somos listos y pensamos, somos solidarios (entendiendo solidaridad por caridad)
con los demás, esto no funciona así, los buitres (empresarios) que no han
trabajado, que no han intervenido en el proceso de ensuciarse, de cansarse para
cazar (trabajo), se llevan la mejor parte y nos dejan a los trabajadores
(leones) lo que ellos ya no quieren, lo que les sobra, para que continuemos
cazando (trabajando) y ellos seguir llevándose el producto de nuestro
esfuerzo.
La naturaleza es más racional que nosotros, no así los
empresarios, los accionistas, en definitiva los capitalistas, que quieren acabar con la naturaleza para que no podamos
tomar ejemplo de ella, para que no aprendamos de su raciocinio de su
inteligencia y acabemos haciendo lo que nos corresponde como leones, dejar a
los buitres las sobras de lo que nosotros nos hemos ganado con nuestro
esfuerzo, con nuestro trabajo. ¿No es Justo así? ¿De verdad vamos a ser tan cándidos
de seguir sin darnos cuenta que los leones son los que tienen el poder, son los
que pueden dominar a los carroñeros?
Seamos conscientes, que los buitres (empresarios) tienen que comer
después de los leones (trabajadores) como marcan las leyes de la naturaleza o
como máximo, comer al mismo tiempo que los leones (si trabajan), ¿No sería más
justo, no sería más natural, no sería más racional?
A que nadie se puede imaginar, en la naturaleza, a
los buitres obligando a las leonas a cazar o a dejarles morir de hambre por
llevárseles la comida antes de que ellos se sacien. A que nadie puede imaginar
en la naturaleza que los buitres esperen que sean los leones quienes limpien
los deshechos que ellos no se comen, son los buitres quienes limpian los
deshechos de los que trabajan y así se consigue que la mierda no rodee a los
seres vivientes. A que nadie se puede imaginar que los buitres obliguen a cazar
a las leonas, animales que no van a comerse para poder acumular carroña. A que
nadie puede imaginar que las hienas se conviertan en los servidores de los
buitres y obliguen a las leonas a cazar para ellos. A que nadie se puede
imaginar un espacio cerrado propiedad de los buitres donde las leonas sean
llevadas para cazar, por hordas de hienas, que les obliguen a dejar lo que cazan
para que los buitres se queden con ello y después obliguen a las leonas a
limpiar los desperdicios de los buitres.
¿Pasa lo mismo en la "racionalidad" de los humanos?
Pues va a ser que no, el sistema
"racional" de los humanos se ha montado siendo los buitres quienes
obligan a los trabajadores, valiéndose de las hienas (cuerpos de seguridad de
su Estado), a trabajar para ellos, quedarse con lo que producen, sacarle el
rendimiento y después dejarles los restos de producción de contaminantes para
que los trabajadores los limpien a través de unos aparatos de control
(gobiernos) defendidos por las hienas que obligan (a través de impuestos
indirectos) a limpiar la carroña que les sobra a las hienas.
Que me perdonen los buitres y las hienas por la
comparación que hago entre ellos y los empresarios y las fuerzas represivas que
hacen de la vida algo ilógica y sin sentido.
Nadie que no haya perdido la razón se puede
imaginar un mundo donde lo racional sea lo menos normal y lo irracional sea la
normalidad. Nadie se lo puede imaginar pero todos lo aceptamos día a día como
lo más natural.
¿Qué nos está pasando? ¿Por qué no somos racionales?
¿Qué es más racional trabajar para comer o comer
para trabajar? ¿Qué es más natural trabajar para que otros acumulen o trabajar
para que todos puedan comer? ¿Qué es más racional que los que trabajan puedan
comer para seguir trabajando o que los que no trabajan acumulen y dejen sin
comida a los que producen para que ellos puedan seguir comiendo?
Todo esto no podemos hacerlo aceptando las reglas
del juego que nos impone el sistema generado por los buitres, para conseguirlo
tenemos que destruir el sistema y cambiarlo por otro que esté en consonancia
con el medio natural en el que vivimos y que no permita que unos sean parásitos
de otros, sino que todos con el apoyo mutuo seamos capaces de darnos una vida
de calidad sin explotación del hombre por el hombre y sin la necesidad de
acabar con toda la riqueza natural para poder acumular riquezas (beneficios)
que solo contribuyen a esquilmar lo necesario para que unos vivan del esfuerzo
de la mayoría para poder holgazanear y controlar las vidas de esa mayoría.
Cuando hace un tiempo se gritaba por las calles
aquello de "no nos representan", se decía con mucho sentido ya que
nadie puede representar a una persona, que sabe pensar y tiene ideas y
propuestas, para olvidarse de los intereses comunes y solo pensar en los
intereses propios o de los que dominan la situación.