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viernes, 30 de octubre de 2015

Historias de terror del vaticano El “Concilio cadavérico” o “Sínodo del terror

EL 31 de octubre, se celebra el encuentro con los muertos, la noche de las brujas para unos, todos santos para otros, el día de los muertos o como se llame, el culto a la muerte suele ser macabro para unos, entre las muchas historias, les traemos hoy una del vaticano

Historias de terror del vaticano
El “Concilio cadavérico” o “Sínodo del terror 
Por Julio Prado

En el año 891, la silla de la Santa Sede estaba vacante tras la muerte de Esteban V, el cónclave eligió como sucesor al anciano obispo Formoso, quien había tenido un complicado obispado en Porto (un antiguo puerto de Lazio), su designación coincidió con un período en el que Roma, como prácticamente toda Europa, estaba dividida en facciones en permanente conflicto durante los cinco años de su papado, tuvo que enfrentar varias crisis y complicados acuerdos, en muchos casos pocos santos. El 4 de abril de 896¸ cayó gravemente enfermo y aunque no se conocen detalles de la muerte del Papa, las crónicas de la época señalan que Formoso “moría de muerte violenta”. Sus restos fueron enterrados junto con los de sus predecesores en el atrio de San Pedro.
Tras el brevísimo papado de Bonifacio se impuso el Papa Esteban VI Nació en Roma, era hijo de un sacerdote de nombre Juan, pero se desconoce su nombre verdadero y la fecha del nacimiento. Fue nombrado Obispo de Anagni por el Papa Formoso, y posteriormente elegido Sumo Pontífice el 22 de mayo de 896, como sucesor de Bonifacio VI
Esteban VI quien tenía oscuras relaciones con algunas familias reales que fueron supuestamente afectadas por Formoso. Desde su posesión, su primera misión era clara: procesar al Papa Formoso, aunque ya hubiese muerto.

Propiciando uno de los más morbidos actos papales, hizo desenterrar el cadáver de Formoso y convoca a concilio para entablar un proceso post-mortem contra el Papa, este hecho  es conocido en la historia como el “Concilio cadavérico” o “Sínodo del terror”.

Formoso tenía casi un año de haber muerto y su cadáver en avanzado estado de descomposición fue desenterrado y se procedió a revestir el cadáver de Formoso de los vestidos y ornamentos papales y sagrados. Vesido y adornado el cadaver fue llevado ante el tribunal

En dicho concilio, celebrado en febrero o marzo de 897 bajo la presidencia del papa Esteban VI, en la Basílica Constantiniana, se le sentó en un trono para que escuchara las acusaciones.

Cuenta un historiador de la época que Esteban VI tuvo la “deferencia” de ponerle un diácono como “abogado de oficio”, pero que el hombre no pudo aguantar la fetidez del cuerpo descompuesto y tuvo que abandonar el juicio vomitando sin parar.

Son muy pocas las fuentes que describen lo que ocurrió en el denominado “Concilio cadavérico”, pero no cuesta imaginar la patética y morbosa imagen del cadáver del Papa amarrado sobre un sillón siendo enjuiciado en la iglesia de San Juan de Letrán el invierno del año 897.

Esteban le interrogó diciendo:
“Porque siendo Obispo de Porto abandonaste aquella diócesis y usurpaste la de Roma, guiado solo por tu ambición
Repitió hasta 3 veces la pregunta, y no respondiendo el cadáver, como puede suponerse, este fue condenado culpable

 Se considera y proclama que el acusado ha sido indigno servidor de la Iglesia, que llegó a la silla papal en forma irregular y que, por tanto… fue un Papa ilegítimo y que… todo cuanto había hecho, decretado y ordenado durante su papado era nulo de toda nulidad, incluídas las ordenaciones que llevó a cabo”, más o menos, en esos términos fue dictada la sentencia condenatoria.

Había que destruir todo lo escrito y dictado por él, revocar sus decretos (todos los nombramientos y ordenaciones que había conferido quedaban sin efectos), y borrarle de la historia como si no hubiese existido.

Decidieron Primero ajustar cuentas con lo que quedaba del cuerpo. Lo despojaron de todos sus adornos y vestiduras, salvo el cilicio (una camisa singularmente incómoda que Formoso había decidido portar en vida, como penitencia).

se le arrancaron de la mano los tres dedos con la que los latinos acostumbran a bendecir y fueron incinerados, luego, el resto del cuerpo, entre los aullidos del populacho, fue arrastrado por las calles de Roma y  arrojado al río Tíber.
Tan sólo seis meses después del Concilio cadavérico, una turba de encolerizados seguidores de Formoso sacaron al Papa Esteban VI del Palacio Laterano y lo estrangularon.

Fue sucedido por Romano, quien fue envenenado y luego por Teodoro II, que también fue envenenado con menos de un mes en el cargo.

Tres Papas fueron asesinados en los últimos meses de 897.


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