¿Quién se esconde detrás de la «Red Siria de Derechos
Humanos»?
Emmanuel
Wathelet
|
17
octubre 2015
«La
primera víctima de la guerra es la verdad» habría dicho Rudyard Kipling. Una
afirmación especialmente acertada en el funesto caso de Siria. En este
artículo, me propongo desmontar la validez de una serie de gráficos,
ampliamente difundidos en los medios de comunicación occidentales estos últimos
días, que pretenden demostrar el carácter unilateralmente criminal de la
actuación de Bachar Al-Assad en la guerra civil.
El pasado 13 de septiembre, me llamó la atención un tuit de Kenneth Roth,
director ejecutivo de Human Rights Watch, en el que se servía de un gráfico
para afirmar que solo el 6 % de las operaciones de Bachar Al-Assad iban
dirigidas contra Daesh. Como en la imagen no se mencionaba la fuente, pregunté
por el origen de esa información y aludí al apoyo que desde el principio había
dado la población siria a Assad, según revelaba un sondeo catarí publicado en
el Gulf Times en diciembre de 2012.
Kenneth Roth no se dignó a responder a mi mensaje, pero un cierto «Abdul»
(@al_7aleem) ―seguramente un pseudónimo― recogió el testigo y envió otra
infografía, también en contra de Assad, en donde se afirmaba que «el 95,4 % de
los civiles muertos en Siria» habían sido asesinados por el régimen (1).
Llevado por la necesidad de desvelar sus fuentes, indicaba que los datos
procedían de una «organización de derechos humanos con sede en Siria» y que
habían sido recopilados por el «Syrian Network for Human Rights» (SNHR).
Esta «red siria» no estaría, según Abdul, «financiada por gobiernos extranjeros»
e «impondría medidas estrictas de verificación». Es preciso señalar aquí que
periódicos del prestigio de Le Monde reprodujeron estos gráficos, como muestra
un artículo firmado por Maxime Vaudano, publicado el pasado 8 de septiembre,
con un titular inequívoco que recoge las conclusiones del SNHR sin
cuestionarlas: «¿Quién ha causado más víctimas en Siria: el EI o el régimen de
Bachar Al-Assad?» (2). Hay que añadir también que el sitio de Internet del SNHR
tiene una rúbrica dedicada a los diferentes medios de comunicación que le citan
(3).
Como veremos a continuación, estas afirmaciones son mentiras flagrantes.
Detengámonos en la famosa «Red Siria de Derechos Humanos». En su página de
presentación, aparece como una organización «independiente» que investiga sobre
«las violaciones cometidas por cualquiera de las partes» en el conflicto sirio
desde 2011. Esta organización, al igual que el Observatorio Sirio de Derechos
Humanos hoy totalmente desacreditado (4), está registrada en el Reino Unido
―dato que, de por sí, no es neutro. Sin embargo, asegura que se apoya en
«decenas de investigadores y activistas» en Siria. ¿Cuál es el mayor problema
de esta página de información? Que no dice nada sobre su financiación. Sin
embargo, es evidente que un trabajo así necesita grandes fondos y que nadie
está lo bastante loco para financiar una organización que va en contra de sus
propios intereses. Por lo tanto, averiguar quién financia al SNHR permitirá
comprender cuáles son los intereses de esta organización. Tal y como señalaba
anteriormente, el SNHR elude precisar quiénes son sus proveedores de fondos. En
cambio, el sitio de Internet nos indica que esa «red siria» es miembro de la
ICRtoP (International Coalition for the Responsability to Protect), como se
puede ver en la siguiente captura de pantalla:
Esta «coalición internacional» se acoge a una norma que estipula la
«responsabilidad de proteger» y que sirve para justificar la injerencia militar
en países extranjeros. Esta norma, que se adoptó junto con el documento final
de la cumbre mundial de Naciones Unidas de 2005, es de por sí muy contestable,
ya que, según las fuerzas implicadas y los intereses de los diferentes actores,
autoriza a atacar a un país tercero. En ese sentido, es contraria al derecho
internacional y al principio de no injerencia, que impone el «respeto de la
soberanía política de un Estado mediante la no intervención en sus asuntos
internos» (5).
El ICRtoP tampoco es muy explícito en cuanto a su financiación. Pero, como en
el caso del SNHR, es posible remontarse a una organización emparentada gracias
a su sitio web. En efecto, la correspondencia del ICRtoP debe dirigirse al
«World Federalist Movement – Institute for Global Policy», como revela esta
imagen:
El «World Federalist Movement – Institute for Global Policy», en cambio, es más
locuaz que las dos organizaciones-tapadera precedentes en lo que se refiere a
su modo de financiarse. En su página «about us – our funders», una lista
exhaustiva de proveedores de fondos nos muestra lo «independientes» y «no
gubernamentales» que son las organizaciones financiadas por el movimiento.
Júzguenlo ustedes mismos (6):
Una investigación detallada de cada una de esas fuentes de financiación sería,
sin duda, muy esclarecedora, pero ese no es el objeto de este artículo. ¿Qué es
lo que vemos? En primer lugar, que muchos gobiernos, en contra de lo que Abdul
afirmaba, financian al SNHR, a través del ICRtoP y el World Federalist
Movement. Decir que esta organización no está financiada por fondos
gubernamentales es, por lo tanto, una mentira obvia. Es interesante, además,
constatar que esos gobiernos (entre ellos la propia Unión Europea) están todos
en el bando «occidental». No hay, por ejemplo, financiación rusa o venezolana.
Así, el conjunto de proveedores de fondos muestra una uniformidad ideológica
patente. Ahora bien, debemos recordar que nadie desea financiar una
organización que actúa contra sus intereses.
Los gobiernos no son la única fuente de financiación del World Federalist
Movement (y, sin duda, tampoco la mayor, aunque no se incluyen las cifras). En
primera posición, está la fundación Ford y, un poco más abajo, la Open Society
Foundations del especulador multimillonario estadounidense, de origen húngaro,
George Soros. Este inversionista, que se presenta como un filántropo, se dio a
conocer en 1992 al dirigir un ataque especulativo contra la libra esterlina que
sumió a Inglaterra en la recesión, con terribles consecuencias sociales. Un año
después, Soros fundó la Open Society Foundations que, como nos recuerda Bruno
Drweski, «defiende al mismo tiempo la liberalización de la economía y la
fragmentación del tejido social mediante una política que favorece, con el
pretexto de la tolerancia, la emergencia de identidades culturales, étnicas,
religiosas, morales yuxtapuestas y oponibles unas a otras». Estrechamente
vinculado al grupo Carlyle y al complejo militar industrial, «Soros coopera y
cofinancia iniciativas promovidas por organismos como Human Rights Watch,
Freedom House, National Endowment for Democracy».
En realidad, son muchas las fuentes que denuncian el grado en que esas
organizaciones, vinculadas al Departamento de Estado estadounidense, han
participado en la desestabilización de varios países del mundo formando y
financiando a la oposición (7), con un total desprecio del derecho de no
injerencia (8). Por lo tanto, estamos lejos, muy lejos, de organismos
independientes cuyo objetivo sería proporcionar información sobre las
violaciones cometidas por todas las partes implicadas.
¿Y qué sabemos de los dos protagonistas que han difundido esta información en
Twitter? Kenneth Roth, como señalé al principio, es precisamente el director de
Human Rights Watch, una organización financiada también por George Soros (9).
Mientras que Abdul es el autor de un blog que se dedica a «desacreditar a los
medios de comunicación assadistas» (10).
La iconografía utilizada en su blog y, en concreto, la imagen de un puño
levantado no es inocente. Este icono, que identificó inicialmente al movimiento
serbio Otpor! (financiado, a su vez, por George Soros), fue utilizada después
durante las revueltas árabes por jóvenes activistas, que, como demuestra el
autor Ahmed Bensaada en su libro Arabesque américaine (11), habían sido
formados y financiados por diferentes organismos próximos a la CIA. Así, el
militante en Twitter @al_7aleem también está vinculado a los intereses de
Estados Unidos o, en cualquier caso, se reclama de esa filiación.
El ejército y los servicios de inteligencia sirios han cometido atropellos y,
sin duda, los siguen cometiendo. No hay guerra «limpia». Sin embargo, los
gráficos engañosos avalados por la prensa occidental tienden a presentar al
bando sirio como el principal responsable de las masacres. De esa manera, se
encubren el apoyo de la OTAN y de sus aliados a los grupos fanáticos y la
rápida usurpación del movimiento popular. Igual que se oculta el hecho de que
en Siria, como en Libia, el objetivo no era, como planteaba la Open Society
Foundations, «reforzar la ley, el respecto de los Derechos Humanos, de las
minorías, la diversidad de opiniones y los gobiernos elegidos
democráticamente», sino, por el contrario, sembrar el caos.
Notas:
1. Toda la conversación se puede seguir en twitter @manuwath.
4.
Incluso Atlantico.fr subraya la «indiscutible subjetividad» de este
«observatorio»:http://sn4hr.org/blog/category/inmedia/
8. Para
más información sobre este tema, Investig’Action ha publicado numerosos
artículos, parte de los cuales se pueden encontrar mediante una búsqueda a
partir de la palabra «Soros»:http://www.michelcollon.info/spip.p...
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