Mercenarios colombianos destapan la tragedia en Yemen
Por: Vicky Peláez
Hasta octubre pasado, la opinión pública mundial sabía muy
poco sobre la tragedia de guerra e invasión que vive Yemen desde hace siete
meses. Todo salió a luz pública por una nota publicada por el periódico
colombiano El Tiempo, anunciando la contratación por parte de Arabia Saudita de
800 ex militares colombianos para la participación en acciones militares en
Yemen usando el uniforme saudita junto con soldados de los países miembros de
del Consejo de Cooperación del Golfo. Eso despertó el asombro y atrajo la
atención mundial de lo que estaba sucediendo en Yemen.
Todos se preguntaban qué es lo que estaba pasando en Yemen y
para qué los países del Golfo necesitaban 800 mercenarios colombianos para
combatir a 15.000 kilómetros de distancia de Bogotá. Resulta que Arabia Saudí y
sus aliados del Consejo de Cooperación del Golfo: Emiratos Árabes Unidos,
Baréin, Qatar y Omán, a excepción del último, han estado bombardeando a Yemen
diariamente desde el 26 de marzo pasado, igualmente sus ejércitos han estado
enfrentándose con los rebeldes hutíes del movimiento shiita Ansaralah (los
defensores de Dios) en ese país sin ninguna intervención ni autorización de
Naciones Unidas.
A pesar de que la prensa globalizada no informaba nada sobre
el acontecer en Yemen, se supo que la operación militar "Tormenta
Decisiva" saudita fue auspiciada por Estados Unidos, Israel y el Reino
Unido. A la vez la estaban apoyando militarmente y con finanzas Egipto, Jordania,
Sudán, Paquistán, Marruecos y Turquía. También, por segunda vez en la historia,
Israel formó una alianza militar con el régimen saudita participando con sus
aviones en el bombardeo de Yemen (la primera vez los israelíes ayudaron a los
sauditas que apoyaban a los realistas en 1962 durante la Guerra Civil del Norte
de Yemen cuando los republicanos del norte se sublevaron contra los realistas).
Esta vez Washington, sin saber qué hacer en Siria, Irak, Afganistán y Somalia,
no participó directamente en la invasión militar, sólo dirige su batuta
imperial desde lejos y cede la acción a la casa Real Saudí, su incondicional
satélite y lacayo desde los años 40.
Como resultado de la intervención militar y el bloqueo
marítimo saudita, de acuerdo a la Coalición Civil de Yemen, en estos siete
meses más de 6.000 yemeníes- entre ellos 1.700 niños y más 1.000 mujeres han
muerto y unas 13.000 personas han resultado heridas. Así como andan las cosas
el número de las víctimas va a crecer, ya que los aviones saudíes empezaron a
trasladar de Siria a los militantes del Estado Islámico hacia Yemen donde,
desde hace un tiempo está actuando Ansar al-Sharia que es una ramificación de
al-Qaeda. Todo esto sucede en uno de los países más pobres del Medio Oriente
donde el 80 por ciento de los 24 millones de habitantes necesitan una urgente
ayuda humanitaria. En Yemen solamente el uno por ciento de la tierra cultivable
es irrigable y su alimentación depende en más del 90 por ciento de la
importación.
Para entender la tragedia del pueblo yemení habría que
remontarse a los tiempos cuando los británicos decidieron dividir al Medio
Oriente y remodelar sus fronteras de la forma que no les permitiera en el
futuro a los "nuevos" países a lograr su unidad para así asegurar el
dominio occidental de los recursos hidrocarburos de la región. En 1916
terminaron aquella tarea. Para asegurar este propósito el Ministerio de
Relaciones Exteriores del Reino Unido lanzó en 1892 el proyecto de crear en la
región, según el estudioso y pensador egipcio, Samir Amin, el Estado de Israel
para que sea el protector de los intereses occidentales en el Medio Oriente.
En la segunda mitad del Siglo XX en plena Guerra Fría, uno
de los "iluminados" creadores del "nuevo" Medio Oriente fue
el especialista en Islam y oficial del Servicio Secreto Británico MI6, Bernard
Lewis. El mismo personaje se convirtió en 1978 en el asesor principal del
famoso Zbignew Brzezinski que era el asesor de Seguridad Nacional del gobierno
de Jimmy Carter. Prácticamente con Brzezinski, Lewis y el jefe del Servicio
Secreto Externo de Francia (SDECE), Alexandre de Marenches comenzó la tragedia
del Medio Oriente incluyendo a Yemen. Precisamente, al final de los 70 fue
concebido el Frankenstein occidental para el Medio Oriente que pasó varias
etapas de crecimiento: los muyahidín o, según Ronald Reagan, "luchadores
por la libertad", luego los talibán, más adelante los militantes de
al-Qaeda, luchador del Estado Islámico actualmente. Nadie sabe cuántos más
procesos de evolución tendrá que aguantar este monstruo para satisfacer las
ambiciones de los más ricos y poderosos del planeta.
El plan de los tres "iluminados" consistía, como
lo expresó el británico judío Bernard Lewis, en "desestabilizar todo el
Mundo Musulmán, toda la región del Golfo, porque tiene la frontera con la URSS.
Vamos a crear un caos islámico, rebeliones, guerras". Las ideas de Lewis
inspiraron y dieron base para el libro de Samuel Huntington, "El Choque de
Civilizaciones" y a la vez iluminaron a Brzezinski para crear el proyecto
del "Arco del Caos del Islam" que incluía la "libanización"
del todo Medio Oriente. "El Arco", de acuerdo a sus creadores, se
extiende desde el subcontinente Indio, pasa por El Medio Oriente y llega hasta
el Cuerno de África (Somalia, Kenia, Etiopía, Yibuti, Eritrea y la costa de
Sudán). Se considera que en esta zona se encuentra el 80 por ciento de
hidrocarburos del planeta.
Así comenzó la moderna tragedia de Yemen que por la voluntad
de los "iluminados" neoconservadores encontró su destino en aquel
"Arco" debido a sus probadas reservas de gas de 478,5 mil millones de
metros cúbicos y las de petróleo de unos tres mil millones de barriles pero,
según los recientes estudios, el sur del país está lleno del oro negro y
también un gran potencial de reservas de petróleo en la región fronteriza con
Arabia Saudita. Sin embargo, lo que más le preocupa a Washington es el control
del estrecho Bab el-Mandeb ("la puerta de las lamentaciones") que
enlaza el mar Rojo, al norte, con el golfo de Adén, al sur, en el océano Índico.
La ribera asiática del estrecho pertenece a Yemen y la africana a Eritrea y
Yibuti. Por este estrecho transitan diariamente 3,8 millones de barriles de
petróleo. Desde hace tiempo EE.UU. anhela tener una base militar en la isla
Socotra (isla encantada) que pertenece a Yemen y que es de gran interés
geoestratégico para Norteamérica.
El islam llegó a Yemen alrededor del año 630 y hasta el
Siglo XIX el país era parte de califatos de Damasco, Irak, fue anexionado en el
Siglo XVIII a Arabia Saudita y posteriormente fue dominado por Egipto. Los
británicos se instalaron en Adén en 1839 y Arabia Saudita en 1926 invadió el
norte. En 1962 en el norte fue derrocado el último rey y se formó la República
Árabe de Yemen (conocida como Yemen del Norte) pero la lucha entre los monárquicos
apoyados por Riad (capital saudita) y los republicanos ayudados por los
egipcios duró hasta 1970 cuando finalmente se impusieron los republicanos. En
el sur, debido a la fuerte resistencia los británicos tuvieron que retirarse en
1967 cuando se proclamó la República Democrática Popular de Yemen (Yemen del
Sur) — el primer Estado socialista en el Medio Oriente.
Después de varios enfrentamientos las dos repúblicas se
convierten en 1990 en una — República de Yemen. En el 2011 Yemen al igual como
el resto del Medio Oriente fue abrazada por lo que se llamó "la Primavera
Árabe" que según sus creadores norteamericanos duraría no menos de 30
años. Los yemeníes se rebelaron contra el régimen shiita de Alí Abdullah Saleh,
por la crisis económica y social en el país. Después de su dimisión en el 2012,
lo sucedió el vicepresidente sunita Abd Rabbuh Mansur Hadi. Precisamente en
este período se instaló en el país Ansar al-Sharia una sucursal de al-Qaeda que
participó activamente en la desestabilización del país.
Desde el 2014 la República de Yemen se vio sumergida en
conflictos de varios grupos diferentes como el movimiento de hutíes Ansar
Allah, al-Qaeda y los partidarios del presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi
empujando al país al borde de una guerra civil. Abd Rabbuh Mansur Hadi siempre
ha tenido un apoyo incondicional tanto de Estados Unidos como de Arabia Saudita
que veían a los hutíes como partidarios de Irán que los incitaba supuestamente
a la insurrección contra el presidente Abu Mansur. El conflicto se complicó aún
más cuando surgió al final del 2014 el grupo yemení Califato Islámico afiliado
al Estado Islámico e inició una serie de actos terroristas en la capital de
Yemen, Sana'a.
Al final del 2014 los hutíes tomaron la capital de la
república y el presidente al-Hadi tuvo que escapar a la segunda ciudad de
importancia en Yemen Adén y posteriormente tuvo que refugiarse al comienzo del
2015 en Arabia Saudita junto con la mayoría de su gobierno. Riad, Washington,
Londres y Tel Aviv en seguida percibieron el avance de hutíes como un intento
de Irán de establecer su control sobre Yemen y en especial sobre el estrecho
Bab al-Mandeb. También el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la
Resolución 2216 que llamó al diálogo e impuso sanciones sobre las armas
destinadas a los hutíes y las sanciones individuales contra el líder de los
hutíes Abdelmalek al- Hutí y al ex presidente del país Alí Abdullah Saleh que
se alió con los hutíes.
Esta resolución presentada por EE.UU., Francia y el Reino
Unido fue percibida por Riad e Israel como un implícito permiso para iniciar la
intervención en Irán utilizando los aviones de guerra de Israel, 100 aparatos
sauditas, 30 aviones de combate de Qatar y 12 de Baráin seguida por la invasión
terrestre de las tropas de Arabia Saudita, Egipto, Sudán con la participación
de los mercenarios para hacer retornar al poder al presidente Mansur Hadi. La
portavoz del Consejo de Seguridad de EEUU. Bernadette Meehanan dio a conocer
recientemente el apoyo incondicional de Barack Obama al rey de Arabia Saudita,
Salman bin Abdul al-Saud para proseguir con la intervención militar en Yemen.
La aviación israelí ya está utilizando bombas de racimo y
bombas de neutrones en su mayoría. Igualmente sus colegas de la coalición árabe
están destruyendo no solamente la infraestructura productiva del país sino
matando a la población civil. Por su parte al-Qaeda y el Estado Islámico, están
luchando supuestamente contra todos, afectando sobre todo a los inocentes
habitantes de este país sufrido que tiene que sobrevivir día a día los ataques
terroristas, las bombas de neutrones o de racimo, los enfrentamientos entre
hutíes y sunitas, tratando de seguir adelante en condiciones del total bloqueo
económico, soportando la escasez de agua, alimentos y medicina.
Precisamente a este infierno estarán llegando los 800
mercenarios colombianos seducidos por 4.000 dólares al mes y la promesa que en
caso de muerte sus viudas recibirán la ciudadanía de Arabia Saudita y sus hijos
tendrán el apoyo del gobierno saudita hasta la universidad.
Seguro que estos machos colombianos destinados a tomar la capital Saná, actualmente en manos de los hutíes no saben que hasta ahora todos los intentos de la coalición árabe fracasaron debido a la fiera resistencia hutí. Tampoco lo pudieron lograr al-Qaeda o el Estado Islámico. No saben los mercenarios colombianos sobre el posible futuro destino de sus viudas si es que deciden trasladarse a Arabia Saudita donde una mujer no puede caminar por la calle sin estar acompañada por un hombre. Deberían preguntar también estos mercenarios colombianos qué pasó a sus colegas que participaron en la guerra de Corea y si los pocos que regresaron recibieron las recompensas que les prometió aquella vez el gobierno de Corea del Sur, pero ese es tema de otra columna.
Seguro que estos machos colombianos destinados a tomar la capital Saná, actualmente en manos de los hutíes no saben que hasta ahora todos los intentos de la coalición árabe fracasaron debido a la fiera resistencia hutí. Tampoco lo pudieron lograr al-Qaeda o el Estado Islámico. No saben los mercenarios colombianos sobre el posible futuro destino de sus viudas si es que deciden trasladarse a Arabia Saudita donde una mujer no puede caminar por la calle sin estar acompañada por un hombre. Deberían preguntar también estos mercenarios colombianos qué pasó a sus colegas que participaron en la guerra de Corea y si los pocos que regresaron recibieron las recompensas que les prometió aquella vez el gobierno de Corea del Sur, pero ese es tema de otra columna.
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